Tipos de problemas éticos en enfermería

Como profesión, la enfermería es responsable ante la sociedad. Esta responsabilidad se detalla en la Asociación de Atención al Paciente de la Asociación Americana de Hospitales, que refleja las creencias sociales sobre la salud y la atención sanitaria. Además de que acepta este documento como una medida de responsabilidad, la enfermería ha definido aún más sus normas de responsabilidad a través de un código ético formal que declara explícitamente los valores y objetivos de la profesión. El código establecido por la Asociación Americana de Enfermeras (ANA), consta de normas éticas, cada una con sus propias declaraciones interpretativas. Las declaraciones interpretativas proporcionan una guía para abordar y resolver los dilemas éticos mediante la incorporación de principios morales universales. El código es un marco ideal para que las enfermeras lo utilicen en la toma de decisiones éticas.

Las cuestiones éticas siempre han afectado al papel de la enfermera profesional. La definición aceptada de la enfermería profesional ha inspirado un nuevo papel de defensa para las enfermeras. La ANA, en Nursing’s Social PolicyStatement (1995), define la enfermería como «el diagnóstico y el tratamiento de las respuestas humanas a la salud y la enfermedad». Esta definición apoya la afirmación de que las enfermeras deben participar activamente en el proceso de toma de decisiones en relación con las preocupaciones éticas que rodean a la atención sanitaria y las respuestas humanas. Los esfuerzos por promulgar esta norma pueden provocar conflictos en los entornos sanitarios en los que las funciones tradicionales de la enfermera están delimitadas dentro de una estructura burocrática. Sin embargo, si las enfermeras aprenden a presentar los conflictos éticos dentro de un marco lógico y sistemático, las luchas por los límites jurisdiccionales pueden disminuir. Los entornos sanitarios en los que las enfermeras son miembros valiosos del equipo promueven la comunicación interdisciplinar y pueden mejorar la atención al paciente. Para ejercer eficazmente en estos entornos, las enfermeras deben ser conscientes de las cuestiones éticas y ayudar a los pacientes a expresar sus preocupaciones morales. El marco ético básico de la profesión de enfermería es el fenómeno del cuidado humano. Las teorías de enfermería que incorporan las dimensiones biopsicosociales-espirituales hacen hincapié en un punto de vista holístico, con el humanismo o el cuidado como núcleo. Cuando la profesión de enfermería se esfuerza por delinear su propia teoría de la ética, el cuidado se cita a menudo como fundamento moral. Para que las enfermeras adopten este ethos profesional, es necesario ser conscientes no sólo de los principales dilemas éticos, sino también de aquellas interacciones diarias con los consumidores de atención sanitaria que a menudo dan lugar a retos éticos que no se identifican tan fácilmente. Aunque los avances tecnológicos y la disminución de los recursos han contribuido a plantear numerosas cuestiones y controversias éticas, incluidas las relacionadas con la vida y la muerte, las enfermeras no deben ignorar las numerosas situaciones rutinarias que implican consideraciones éticas. Algunas de las cuestiones más comunes a las que se enfrentan las enfermeras hoy en día son la confidencialidad, el uso de sujeciones, la confianza, el rechazo de los cuidados, la genética y las preocupaciones sobre el final de la vida.

Confidencialidad

Todos debemos ser conscientes del carácter confidencial de la información obtenida en la práctica diaria. Si la información no es pertinente para un caso, la enfermera debe preguntarse si es prudente registrarla en el historial del paciente. En el entorno de la consulta, a menudo es necesario hablar del paciente con otros miembros del equipo sanitario. Sin embargo, estas discusiones deben tener lugar en un área privada donde es poco probable que la conversación sea escuchada. Otra amenaza para el mantenimiento de la confidencialidad de la información es el uso generalizado de los ordenadores y el fácil acceso que tiene la gente a ellos. Esto puede aumentar la posibilidad de que se haga un mal uso de la información, lo que puede tener consecuencias sociales negativas. Por ejemplo, los resultados de laboratorio relativos a las pruebas de detección de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o a las pruebas genéticas pueden llevar a la pérdida del empleo o del seguro si se divulga la información. Debido a estas posibilidades de perjuicio para el
paciente, la sensibilidad al principio de confidencialidad es esencial.

Restricciones

El uso de sujeciones (incluidas las medidas físicas y farmacológicas) es otra cuestión con connotaciones éticas. Es importante sopesar cuidadosamente los riesgos de limitar la autonomía de la persona y aumentar el riesgo de lesiones mediante el uso de sujeciones frente a los riesgos de no utilizarlas. Antes de utilizar las sujeciones, deben probarse otras estrategias, como pedir a los familiares que se sienten con el paciente. La Comisión Conjunta de Acreditación de Organizaciones Sanitarias (JCAHO) y la Administración de Financiación de la Atención Sanitaria (HCFA) han designado normas para el cuidado de los pacientes con sujeciones.

Cuestiones de confianza

Decir la verdad (veracidad) es uno de los principios básicos de nuestra cultura. Dos dilemas éticos en la práctica clínica que pueden entrar en conflicto directo con este principio son el uso de placebos (sustancias no activas utilizadas para tratar síntomas) y no revelar un diagnóstico al paciente. Ambos implican la cuestión de la confianza, que es un elemento esencial en la relación enfermera-paciente. Los placebos pueden utilizarse en la investigación experimental, donde el paciente participa en el proceso de toma de decisiones y es consciente de que se están utilizando placebos en el régimen de tratamiento. Sin embargo, el uso de un placebo como sustituto de un fármaco activo para demostrar que el paciente no tiene síntomas reales es engañoso. Esta práctica puede socavar gravemente la relación enfermera-paciente. Informar a los pacientes de sus diagnósticos cuando la familia y el médico han decidido ocultar la información es una situación ética común en la práctica de la enfermería. El personal de enfermería suele utilizar comentarios evasivos con el paciente como medio para mantener las relaciones profesionales con otros profesionales de la salud. Este ámbito es realmente complejo porque pone en tela de juicio la integridad de la enfermera. La confianza y la conexión con el paciente desempeñan un papel importante en la optimización de los cuidados. Las estrategias que la enfermera podría considerar en esta situación son las siguientes 1) No mentir al paciente 2)Proporcionar toda la información relacionada con los procedimientos y diagnósticos de enfermería 3) Comunicar a la familia y al médico las
del paciente para que le informen

A menudo, las familias no son conscientes de las reiteradas preguntas del paciente a la enfermera. Con una mejor comprensión de la situación, las familias pueden cambiar su perspectiva. Por último, aunque proporcionar la información puede ser el comportamiento moralmente apropiado, la forma en que se le dice al paciente es importante. Las enfermeras deben ser compasivas y cuidadosas al tiempo que informan a los pacientes; La revelación de información simplemente en aras de la autonomía del paciente no transmite respeto por los demás.

Negarse a prestar atención

Cualquier enfermera que se sienta obligada a negarse a prestar cuidados a un tipo de paciente concreto se enfrenta a un dilema ético. Las razones que se aducen para negarse van desde un conflicto de valores personales hasta el temor al riesgo personal de sufrir lesiones. Estos casos han aumentado desde la aparición del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) como problema sanitario importante. En una encuesta, el número de enfermeras que declararon que podrían negarse a atender a un paciente con SIDA disminuyó en un periodo de 10 años, del 75% al 20%. Sin embargo, el número de enfermeras que podrían negarse a atender a un paciente con SIDA que fuera violento o no cooperara, aumentó del 72% al 82% (Ventura, 1999). La obligación ética de cuidar a todos los pacientes está claramente identificada en la primera declaración del Código de Ética para las enfermeras. Para evitar enfrentarse a estas situaciones morales, una enfermera puede seguir ciertas estrategias. Por ejemplo, al solicitar un puesto de trabajo, uno debe hacer preguntas sobre la población de pacientes. Si uno se siente incómodo con una situación particular, entonces no aceptar el puesto sería una opción. La negación de los cuidados, o la prestación de cuidados de enfermería de baja calidad a algunos miembros de nuestra sociedad, no es una práctica de enfermería aceptable.

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