Enfermería transcultural

Notas

Características de la mediación cultural

El personal de enfermería debe ser consciente de que los pacientes actúan y se comportan de diversas maneras, en parte debido a la influencia de la cultura en los comportamientos y actitudes. Sin embargo, aunque ciertos atributos y actitudes se asocian con frecuencia a determinados grupos culturales, es importante recordar que no todas las personas de la misma cultura comparten los mismos comportamientos y puntos de vista. Aunque la enfermera que no tiene en cuenta las preferencias y creencias culturales de un paciente se considera insensible y posiblemente indiferente, la enfermera que asume que todos los miembros de una cultura actúan y se comportan de la misma manera corre el riesgo de estereotipar a las personas. La mejor manera de evitar los estereotipos es considerar a cada paciente como un individuo y averiguar sus preferencias culturales.

  1. ESPACIO Y DISTANCIA. Las personas tienden a considerar el espacio de su entorno inmediato como una extensión de sí mismas. La cantidad de espacio que necesitan entre ellos y los demás para sentirse cómodos es un fenómeno determinado culturalmente. Dado que las enfermeras y los pacientes no suelen ser conscientes de sus necesidades de espacio personal, a menudo tienen dificultades para entender los distintos comportamientos en este sentido. Por ejemplo, un paciente puede percibir que la enfermera se sienta cerca de él como una expresión de calidez y cuidado; otro paciente puede percibir el acto de la enfermera como una invasión amenazante del espacio personal. Las investigaciones revelan que los habitantes de Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña son los que más espacio personal necesitan entre ellos y los demás, mientras que los de América Latina, Japón y Oriente Medio son los que menos espacio necesitan y se sienten cómodos estando cerca de los demás. Si los pacientes parecen colocarse demasiado cerca o demasiado lejos, la enfermera debe tener en cuenta las preferencias culturales de espacio y distancia. Lo ideal es permitir que los pacientes adopten una posición que les resulte cómoda en términos de espacio personal y distancia. Dado que una parte importante de la comunicación durante los cuidados de enfermería requiere un contacto físico estrecho, la enfermera debe ser consciente de estas importantes diferencias culturales y tenerlas en cuenta al prestar los cuidados.
  2. CONTACTO VISUAL. El contacto visual también es un comportamiento culturalmente determinado. Aunque a la mayoría de las enfermeras se les ha enseñado a mantener el contacto visual cuando hablan con los pacientes, algunas personas de determinados orígenes culturales pueden interpretar este comportamiento de forma diferente. Algunos asiáticos, nativos americanos, indochinos, árabes y apalaches, por ejemplo, pueden considerar que el contacto visual directo es descortés o agresivo, y pueden apartar sus propios ojos cuando hablan con las enfermeras y otras personas a las que perciben en posiciones de autoridad. Algunos nativos americanos miran fijamente al suelo durante las conversaciones, un comportamiento cultural que transmite respeto e indica que el oyente está prestando mucha atención al orador. Algunos pacientes hispanos mantienen los ojos bajos como señal de un comportamiento deferente apropiado hacia los demás en función de la edad, el género, la posición social, el estatus económico y la posición de autoridad. Ser consciente de que el hecho de que una persona establezca contacto visual puede ser el resultado de la cultura de la que procede ayudará a la enfermera a entender el comportamiento del paciente y a proporcionar una atmósfera en la que éste pueda sentirse cómodo.
  3. TIEMPO. Las actitudes sobre el tiempo varían mucho de una cultura a otra y pueden ser un obstáculo para la comunicación eficaz entre las enfermeras y los pacientes. Los puntos de vista sobre la puntualidad y el uso del tiempo están determinados culturalmente, al igual que el concepto de espera. Los símbolos del tiempo, como los relojes, los amaneceres y las puestas de sol, representan métodos para medir la duración y el paso del tiempo. Para la mayoría de los profesionales sanitarios, el tiempo y la rapidez son extremadamente importantes. Por ejemplo, las enfermeras suelen esperar que los pacientes lleguen a una hora exacta para una cita, a pesar de que a menudo el paciente es hecho esperar por los proveedores de atención médica que llegan tarde. Es probable que los profesionales de la salud funcionen según un sistema de citas en el que hay intervalos cortos, quizá de sólo unos minutos. Sin embargo, para los pacientes de algunas culturas, el tiempo es un fenómeno relativo, y se presta poca atención a la hora o el minuto exactos. Algunos hispanos, por ejemplo, consideran el tiempo en un marco de referencia más amplio y distinguen principalmente entre el día y la noche. El tiempo también puede determinarse según los horarios tradicionales de las comidas, el sueño y otras actividades o acontecimientos. Para las personas de algunas culturas, el presente es lo más importante, y el tiempo se considera en rangos amplios más que en términos de una hora fija. Ser flexible en cuanto a los horarios es la mejor manera de adaptarse a estas diferencias. Las diferencias de valores también pueden influir en el sentido de prioridad de una persona cuando se trata de tiempo. Por ejemplo, responder a un asunto familiar puede ser más importante para un paciente que cumplir con una cita médica programada. Permitir estos diferentes puntos de vista es esencial para mantener una relación eficaz entre la enfermera y el paciente. Regañar o mostrarse molesto con un paciente por llegar tarde socava la confianza del paciente en el sistema de atención sanitaria y podría dar lugar a más citas perdidas o a la indiferencia ante las sugerencias de atención sanitaria.
  4. TACTO. El significado que la gente asocia con las caricias está determinado en gran medida por la cultura. En algunas culturas (por ejemplo, la hispana o la árabe), puede estar prohibido que los profesionales sanitarios masculinos toquen o examinen determinadas partes del cuerpo femenino. Del mismo modo, puede ser inapropiado que las mujeres atiendan a los hombres. Entre muchos americanos de origen asiático, es de mala educación tocar la cabeza de una persona porque se cree que el espíritu reside allí. Por lo tanto, la valoración de la cabeza o la evaluación de una lesión craneal requiere enfoques alternativos. El sentido del pudor definido culturalmente por el paciente también debe tenerse en cuenta a la hora de prestar cuidados de enfermería. Por ejemplo, algunas mujeres judías e islámicas creen que el pudor exige cubrirse la cabeza, los brazos y las piernas con ropa.
  5. COMUNICACIÓN. Muchos aspectos de la atención sanitaria pueden verse influidos por las diversas perspectivas culturales de los profesionales sanitarios, el paciente, la familia o las personas allegadas. Un ejemplo es la cuestión del consentimiento informado y la divulgación completa. En general, una enfermera puede argumentar que los pacientes tienen derecho a una información completa sobre su enfermedad y su pronóstico, y puede considerar que la defensa de sus intereses significa trabajar para proporcionar esa información. Los familiares de algunos entornos culturales pueden creer que es su responsabilidad proteger y evitar que el paciente, su ser querido, conozca una enfermedad terminal. Del mismo modo, es posible que los pacientes no quieran saber nada de su enfermedad y que esperen que sus familiares «asuman la carga» de ese conocimiento y de la toma de decisiones correspondiente. La enfermera no debe decidir que la familia o el paciente están simplemente equivocados o que el paciente debe conocer todos los detalles de su enfermedad. Pueden observarse preocupaciones similares cuando los pacientes rechazan la medicación o el tratamiento para el dolor debido a las creencias culturales relativas al dolor o a la creencia en la intervención divina o la curación por la fe. Determinar el enfoque más apropiado y ético para el cuidado del paciente requiere una exploración de los aspectos culturales de estas situaciones. El autoexamen por parte de la enfermera y el reconocimiento de los propios prejuicios culturales y la visión del mundo, como se ha comentado anteriormente, desempeñarán un papel importante para ayudar a la enfermera a resolver los conflictos culturales y éticos. La enfermera debe promover el diálogo abierto y trabajar con el paciente, la familia, el médico y otros proveedores de atención sanitaria para llegar a la solución culturalmente apropiada para el paciente.
  6. OBSERVANCIA DE LAS FIESTAS. Las personas de todas las culturas celebran fiestas civiles y religiosas. Las enfermeras deben familiarizarse con las principales fiestas de los miembros de los grupos culturales a los que sirven. La información sobre estas importantes celebraciones puede obtenerse de diversas fuentes, como organizaciones religiosas, capellanes de hospitales y los propios pacientes. Las citas médicas rutinarias, las pruebas diagnósticas, la cirugía y otros procedimientos importantes deben programarse de manera que se eviten los días festivos que el paciente identifique como importantes. También se debe hacer un esfuerzo para acomodar a los pacientes y a sus familiares u otras personas significativas, cuando no esté contraindicado, cuando realicen rituales festivos en el entorno sanitario.
  7. DIETA . Los significados culturales asociados a la comida varían mucho, pero suelen incluir uno o más de los siguientes: alivio del hambre; promoción de la salud y la curación; prevención de enfermedades o dolencias; expresión del cuidado del otro; promoción de la cercanía interpersonal entre individuos, familias, grupos, comunidades o naciones; y promoción del parentesco y las alianzas familiares. La comida también puede estar asociada a la solidificación de los vínculos sociales (p. ej., cumpleaños, matrimonios, funerales) (p. ej., expresión de gratitud o aprecio (p. ej., reconocimiento de logros o realizaciones) (p. ej., validación de funciones ceremoniales sociales, culturales o religiosas) (p. ej., facilitación de negociaciones comerciales) y expresión de afluencia, riqueza o estatus social. La cultura determina qué alimentos se sirven y cuándo se sirven, el número y la frecuencia de las comidas, quién come con quién y a quién se le dan las porciones más selectas. La cultura también determina cómo se preparan y se sirven los alimentos;, cómo se comen (con palillos, con las manos o con tenedor, cuchillo y cuchara); y dónde se compran los alimentos favoritos (por ejemplo, tiendas de comestibles étnicas, mercados de alimentos especializados). Las prácticas religiosas pueden incluir el ayuno (p. ej., mormones, católicos, budistas, judíos, musulmanes), la abstención de determinados alimentos en momentos concretos (p. ej., los católicos se abstienen de comer carne el miércoles de ceniza y los viernes de cuaresma) y consideraciones sobre la medicación (p. ej., los musulmanes pueden preferir utilizar insulina no derivada del cerdo). Las prácticas también pueden incluir el uso ritual de alimentos y bebidas (por ejemplo, la cena de Pascua, el consumo de pan y vino durante las ceremonias religiosas). Muchos grupos tienden a festejar, a menudo en compañía de familiares y amigos, en determinadas fiestas. Por ejemplo, muchos cristianos celebran grandes cenas en Navidad y Pascua y consumen otros alimentos tradicionales ricos en calorías y grasas, como galletas, pasteles y dulces de temporada. Estas prácticas dietéticas basadas en la cultura son especialmente significativas en el cuidado de pacientes con diabetes, hipertensión, trastornos gastrointestinales y otras enfermedades en las que la dieta desempeña un papel clave en el tratamiento y el régimen de mantenimiento de la salud.
  8. VARIACIONES BIOLÓGICAS . Además de las adaptaciones psicosociales, las enfermeras deben tener en cuenta el impacto fisiológico de la cultura en la respuesta del paciente al tratamiento, especialmente a los medicamentos. Durante muchos años se han recogido datos sobre las diferencias en el efecto de algunos medicamentos en personas de diversos orígenes étnicos o culturales. Las predisposiciones genéticas a diferentes tasas de metabolismo hacen que algunos pacientes sean propensos a reacciones de sobredosis a la «dosis normal» de un medicamento, mientras que otros pacientes son propensos a experimentar un beneficio muy reducido de la dosis estándar del medicamento. Un agente antihipertensivo, por ejemplo, puede funcionar bien para un paciente varón de raza blanca en un plazo de 4 semanas, pero puede tardar mucho más en funcionar o no funcionar en absoluto para un paciente varón afroamericano con hipertensión. El polimorfismo general -la variación en la respuesta a la medicación derivada de la edad, el sexo, la talla y la composición corporal del paciente- está reconocido desde hace tiempo por la comunidad sanitaria. La administración de medicamentos culturalmente competente requiere que se tenga en cuenta el origen étnico y los factores relacionados, como los valores y las creencias en relación con el uso de suplementos de hierbas, la ingesta dietética y los factores genéticos, que pueden afectar a la eficacia del tratamiento y al cumplimiento de la pauta terapéutica.

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