A veces, incluso con un objetivo claro, un plan para llegar a él, y habiendo tomado medidas al respecto, e incluso después de años de empujar para conseguirlo, todavía algo sale mal o en alguna parte del proceso, simplemente no ha funcionado como estaba previsto.
Tal vez se hayan hecho progresos, pero quizá no hayan sido suficientes para justificar el esfuerzo. Mientras tanto, parece que muchas otras personas son capaces de alcanzar objetivos similares mucho más rápidamente. Esto puede ser frustrante.
¿Qué es lo que provoca el fracaso en la ejecución de un objetivo planificado?
- Definir un resultado.
- Haz un plan para llegar allí.
- Actúa mucho.
- Afinar el enfoque según sea necesario.
- Persiste hasta que lo consigas.
Este método es muy útil para ejecutar un objetivo planificado. En efecto, funciona para ciertos tipos de objetivos. Sin embargo, para otros objetivos, en realidad hará que alguien corra en círculos.
Este método suele funcionar bien para los objetivos que no requieren mucho cambio interior. Los pensamientos, las creencias, los sentimientos y los comportamientos actuales están bien alineados con los resultados. Uno no tiene que cambiar por dentro. Uno sólo tiene que llevar a cabo ciertas acciones básicas con las que ya se siente cómodo, y lo conseguirá.
Por ejemplo, si uno se pone como objetivo organizar su oficina en casa, y ya es una persona bastante ordenada, y sabe organizar, y le gusta la sensación de tener todo en su sitio, entonces puede utilizar este proceso para lograr ese objetivo.
Cada uno puede imaginar su oficina en casa como le gustaría que fuera. A continuación, haga una lista de tareas con los pasos a seguir para conseguirlo. A continuación, reserve un fin de semana para conseguirlo, y repase los pasos uno a uno hasta que esté hecho. Si surge algún imprevisto, se puede ajustar el plan sobre la marcha.
Por otro lado, supongamos que alguien se propone el mismo objetivo de organizar su oficina en casa, pero sus pensamientos, creencias y sentimientos no están muy bien alineados. Tal vez no esté especialmente contento con el trabajo que hace, y tener una oficina desordenada le facilita la distracción de pensamientos y sentimientos deprimentes. Tal vez le preocupa tener más responsabilidades. Quizá teme que su vida carezca de variedad. Tal vez ha estado comiendo una dieta de mierda, y está bajando sus niveles de energía, por lo que es difícil sentirse motivado para desordenar su oficina. Tal vez sea una rata empacadora habitual y le cueste tirar cosas, aunque no las haya usado en años.
Para esta segunda persona, el proceso de consecución de objetivos descrito anteriormente no suele funcionar. Puede parecer bueno sobre el papel, pero en realidad puede tener un efecto adverso que le haga correr en círculos. Esto no significa que esté roto, sea perezoso o impotente. Significa que está utilizando el proceso equivocado para su objetivo particular. Si este proceso no funciona, deje de utilizarlo. Un buen proceso produce buenos resultados. A fin de cuentas, lo mejor es elegir el método o proceso que le funcione.